Determinado a atrapar un momento interno, Joaquín Luna captura composiciones confesionales donde la esencia de entornos e individuos se entremezclan con la psique del propio artista.
Se fomenta una sensación de complejidad alentada al oponerse colores mudos y saturados, configuraciones intencionales y coincidentes y al ocultar lo que se esperaría encontrar revelado, creando brechas de información y jugando con las tensiones entre la realidad y la ficción.